A todos aquellas personas a las que su cuerpo traiciona, pero su mente sigue intacta.
A ellas toda mi admiración, mi dolor y el mayor respeto a cualquier decisión.
Tu cuerpo ya no está contigo.
Atraviesa en soledad su desconcierto
bajo el paso insondable de días grises.
Tu cuerpo te ha abandonado.
No te responde.
Se arrastra sin compasión encarcelado
bajo el yugo de la cruel enfermedad.
Tu cuerpo es tu celda,
tu encierro,
tu cautivador
y tu cautivo.
Tu vida está encerrada bajo el óxido
del paso de las horas muertas,
de los instantes perdidos.
Tu cuerpo te traiciona
prisionero de tu horrible fatalidad.
Tienes tu mente quebrada
por el dolor del encierro,
pero estás ahí.
Sigues vivo...
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