jueves, 15 de enero de 2015

Quisieron crear la paz





 llamaron Paz



Intentó llegar, pero nadie la esperaba.
Ha llamado a las puertas del mundo
sin dar tregua a los hombres
 para que arriaran sus banderas.
Se quería colar en las mentes de todos
e inundar sus casas de gritos certeros,
pero fallaba una y otra vez...

Pasó entre las piernas de los poderosos
intentando amarrarlas a su yugo.
Anduvo entre las camas de los débiles dándoles consuelo.
Arribó en todos los puertos
sin pedir permiso al naviero.
Aterrizó en todas las pistas
 junto con aviones preñados de bombas,
Y la hirieron.

En las pantallas de nuestros ojos mostró su cruel y dolida herida.
Se arrastró entre muros de cultura desolados,
entre los hombres muertos en batalla derramó sus lágrimas
y entre las ramas quemadas de los árboles
cogió la fuerza para proseguir su vuelo,
y  voló.

Quemada por su destino cruel,
hundida en un terror ciego,
y  voló.

De bomba a misil,
de incendio a fuego.
Repitió la cruel historia que llevaba viviendo
miles de años o quizás más.

Quizá ella nació un día de tormenta
entre gritos de muerte,
fue su madre la sangre
y su padre la guerra.

Quizá fue una rebelde condenada a pedir lo imposible
o un mero irrealizable inventado por algún poeta
o por un loco,
o por alguien que aburrido de tanta mierda
decidió crear una bella utopía.
Y la creó.

y la parió al mundo,
y le puso un nombre,
y le dio libertad.
Libertad para ver lo que hacían de ella,
para que se paseara por la tierra gritando su invento.

Y el invento nació de los hombres.
Y la pusieron en sus banderas.
Y la mataron.
Y la renacieron.
Para pisarla de nuevo.

                                       Teresa Fernández