Habitar entre tus brazos
Hoy no puedo dejar de habitar entre tus brazos.
Será por miedo a quemarme por el sol del mediodía,
será que la luna ha dejado tu rastro sobre mi cuerpo
y no quiero borrarlo.
Hoy no quiero dejar ir tu abrazo.
Él me conduce a un mar de tranquilos pensamientos,
me reencuentra con la infancia relegada,
con las risas inocentes que vivían un presente eterno.
Añoradas por el resto de las edades y el paso del tiempo.
Lejana infancia convertida fugaz adolescencia,
jugando sus días con
la efímera juventud,
hasta llegar a hoy: cúmulo de años
que atraviesan mi cuerpo…
En ti recupero el paso de la vida.
En tus brazos alcanzo la plenitud de los días.
El paso de las horas se hace leve, discreto, pleno.
Tu cuerpo me baña con la brisa fresca del deseo,
con la suave magia del sentir sereno,
con la pasión sabia del vivir completo.
Deja que al menos hoy me refugie entre ellos
y recargue mi corazón con tus besos.
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